Danza de la Makamé Durante la época prehispánica, el territorio conocido como la región de la Cuautlalpan o sierra de Las Cruces fue habitada por los otomíes. Inicialmente vivieron en las crestas de los cerros, aprovechando la abundante vegetación, se alimentaron de la caza de conejos, liebres, armadillos, ciervos y mapaches, saciaron su sed con el agua que brotaba por doquier y hallaron entre las rocas moradas para sus noches y templos para sus deidades rudimentarias: Makata y Makame; el primero representaba a las montañas, a la lluvia y al poder fecundante. La segunda al poder fecundado, al principio pasivo, a los flores. También adoraban a Otontecutli a la parte más alta de los cerros, en las cuevas y en los enormes monolitos o piedras sagradas. En Santiago Yancuitlalpan antes denominado región de la Cuatlalpan o sierra de Las Cruces. Se ejecutaba en los sitios sagrados en honor a la Diosa tierra luego de la conquista, se dedicó a la Virgen María. A principios del siglo XX la da
Tierra nueva en del Apóstol Santiago, Más que un pueblo.